jueves, 12 de enero de 2012

La Extinción De La Humanidad

-Un cordial saludo amigos lectores-, es el momento de decirles, de nueva cuenta que no existen "acciones casuales" y lo que leerán hoy es algo que probablemente tomen en cuenta "por mínimo que sea" de aquí en adelante y de todo lo que tengo en mente, ¡hoy les dejo algo de lo que a mi me gusta hacer regularmente : la reflexión del día!

En estos días he escuchado muchos rumores y creencias acerca de este nuevo año (2012), es cierto tal vez pase o tal vez no, "las probabilidades son infinitas" algunos piensan que cierto mesías regresara para el juicio final, o que la tierra se abrirá en dos y saldrá un dragón gigante a tragarse a todas la personas que han sido crueles, otros creen en el fin del mundo, que llegara un enorme meteorito y se impactara en algún lugar marítimo y acabara con la vida animal por completo, otros aseguran los cambios sociales en la industria y la cultura universal, en cambios espirituales, psicológicos, biológicos, y lo más relevante: algunos dudan de las profecías mayas (o el día solsticio) en fin ustedes ya saben todo lo que circula en los medios de comunicación y mejor aun en Internet, pero lo que realmente me intrigo (probablemente por que ya lo había escuchado desde la niñez) fue una frase que leí en una revista ( y que por cierto ya lo había hecho en algún libro, manual del guerrero de la luz) esta frase dice así:
"La Energía de la Tierra Necesita Ser Renovada".
Bueno aparte de todo eso que hemos escuchado, esto me parece es una realidad espiritual que nos concierne a todos y es muy cierta, pues cuantas veces el mundo del consumismo nos ha hecho olvidar la energía interna que nos impulsa a seguir viviendo, "la energía que nos ayuda cuando tenemos miedo" "la energía que nos da el don del amor" "la energía que motiva nuestras ganas de vivir" "lo que nos hace decir que somos HUMANOS". Todo eso se ha ido perdiendo por las cosas materiales (mejores apariencias), tecnología, moda, etc. El ser humano siempre necesita más, pero más de "afuera" y menos de "adentro" la ambición que todos tenemos de querer saber lo que hay en otros lugares, otros estados, otros países, otros planetas, otras galaxias, pero pocas veces queremos saber lo que hay en "nuestro sitio" Esta energía es la que nos alimenta y a la vez hace que la tierra sea alimentada, pero ¿qué pasaría si todo esto se acaba? ¿qué haríamos sin energía? No cabe duda de que tenemos que renovar nuestra energía (probablemente pienses que tu energía esta bien como esta, pues haces lo necesario para vivir) "pero piensa que la fuerza de voluntad te da eso y más, la felicidad se encuentra en lo espiritual"
Yo los invito amigos míos a que lo hagan, "cambien su energía espiritual, o aumentenla", los medios para lograrlo son innumerables, existen métodos sencillos y lo mejor es que no nos cuesta nada, ¡no hay que dejar para mañana lo que podemos hacer hoy! y se que esta frase no dice mucho a algunas personas pues aquí en nuestra cultura se a vuelto costumbre esta frase, pero es enserio podría ser demasiado tarde y tengo un cuento que conozco gracias a una buena persona, es un poco extenso y quiero escribirlo todo para que ustedes lo tomen en cuenta:


La enfermedad de Mark
Mark nació con una enfermedad del sistema inmunitario. Los niños con esta anomalía tienes pocas probabilidades de sobrevivir (o por lo menos las tenían cuando Mark nació). Dada su capacidad para crear anticuerpos, cualquier infección por mínima que fuese podría ser para el una enfermedad terminal. La única alternativa que Mark tenia era que se construyera un campo aséptico a su alrededor donde el pudiera vivir hasta que se descubriese la solución.
Hijo de un obsesivo y trabajador medico rural y de una maestra, Mark tuvo la oportunidad de sobrevivir a su primera infancia gracias al esfuerzo económico de sus padres, gracias a su propio temple y, sobre todo, gracias a la dedicación casi exclusiva de su madre. Viviendo en un dormitorio y un escritorio con un baño entre ambos y aislado de todos por grandes cortinas de plástico, herméticamente selladas, se paso los primeros 20 años de su vida recibiendo contadas visitas en su espacio privado y protegido. Para evitar ingresar gérmenes que serían potenciales amenazas para la vida de Mark , nadie podía entrar a su perímetro sin lavarse las manos con antiséptico y utilizar ropa estéril: ambos de cirujano, botas y cubre-boca. Durante esos veinte años Mark había aprendido todo lo que sabia de las clases rigurosas y metódicas que le había dado su madre, de las conversaciones profundas y comprometidas con su madre, de algunos pocos libros que llegaban a sus manos (nuevos, limpios y esterilizados) y de lo poco que veía en la televisión . Fuera de eso, su único contacto eran cartas, fotos y algunas conversaciones telefónicas con el resto de la familia. Y fue justamente el 10 de abril cuando cumplió 21 años que le pidió a su madre que se cambiara y entrara a su cuarto. Quería hablar con ella.
-Mamá- le dijo muy serenamente-, he tomado una decisión. Voy a viajar...
 La madre se paralizo al escuchar a su hijo. salir del ámbito aséptico de su cuarto era poner en riesgo su vida. de hecho, la única vez que había abandonado el cuarto fue cuando murió su padre y pese a todas las precauciones, algún virus gripal que llegó a su cuerpo y casi lo había matado. durante dos semanas, nadie en el equipo médico que siempre lo atendió, ni el mismo doctor House, pudo asegurar que superaría esa crisis.
-Hijo- tú sabes que no puedes hacer eso.
-Mira mamá- dijo Mark- nadie como yo a sobrevivido más de los 26. Yo no quiero morir, pero menos quiero dejar este mundo sin haber visto la mona lisa, No quiero morirme sin haber pisado las arenas de una playa o sin nadar en el mar aunque sea una vez. No quiero pasar sin visitar a la tía Gertrude y conocer su rancho en California. no voy a morirme mamá, sin haber abrazado sintiendo mi mejilla contra la tuya, sin nada en el medio, aunque sea una vez más.
-Mark dijo- estoy dispuesto a escuchar, si el Dr. House dice que hay algo nuevo, si tiene algún dato que yo desconozco, revisare mi posición. -Pero sino, desde ahora te digo, yo voy a salir de esta burbuja y me gustaría ir a Europa contigo,  a la playa y la granja de tu hermana. No obstante si no quieres ser mi cómplice, lo puedo entender y lo haré de todas maneras, aunque sea solo.
El Dr. tampoco estaba de acuerdo, le dijo que exponerse al exterior significaba una vida de seis meses, quizá ocho, -¡pero no más-!
Ante la decisión irrevocable de Mark, la madre decidió acompañarlo en su aventura final.
¡Era increíble!. Apenas unos meses después, los dos se maravillaban contemplando en vivo las Estatuas del Louvre, las pinturas del Museo del Prado, las ruinas de Grecia y las Fuentes de Roma. De allí, volaron a California, Mark decía que no tenía demasiado tiempo y  había mucho por hacer. La familia estuvo encantada de acompañar al joven en su primera cabalgata, de enseñarle a ordeñar una vaca y de compartir con la madre y el hijo el día que Mark lloró de emoción ante la inmensidad del mar.
Habían estado cuatro meses fuera de la casa cuando unas lineas de temperatura empañaron la alegría de todos. La madre le pidió a Mark que volvieran a la ciudad a visitar al Dr House y así lo hicieron. Los análisis no mostraron nada que no fuera previsible. Un resfrío no era una complicación para nadie que no fuera como Mark, pero para el significaba cuidado extremo. El equipo médico recomendó volver al confinamiento plástico, pero Mark se negó. Los médicos sólo pudieron arrancar del paciente su palabra de que estaría en reposo y en su casa por unas semanas. Fueron días de mucha angustia para la madre de Mark, que se preguntaba si no se había equivocado.¿Tendría que haberse opuesto con más firmeza? Quizá todo era un desplante y sin la compañía de su madre Mark ni se hubiera animado a dar el paso que ahora lo amenazaba con ser su última voluntad.
-Mamá- llamó su hijo desde la cama. -Aquí estoy, hijo, ¿qué necesitas? -Abrázame- le pidió y mientras pegaba su mejilla a la de ella le dijo como si hubiera leído sus pensamientos-; te agradezco mucho madre. Yo sé cuánto te debe  haber costado aceptar mi decisión, pero tu respeto por mí soló se puede comparar con el amor que siempre me cuidaste. Quizá debí insistirte para que te quedaras...
-Lo hiciste, mamá... Me hubiera ido igual, aunque, claro, no lo hubiera disfrutado tanto- dijo Mark sonriendo.
En dos semanas de reposo y cuidados materiales la medicación hizo efecto y el peligro pasó. Mark se levantó de la cama, primero con permiso para deambular por la casa y después para dar pequeños paseos por la ciudad. Una de sus primeras salidas fue al enorme centro comercial cercano a su casa. Pretendía comprar unos libros sobre Israel y Egipto, sus siguientes destinos, según le dijo a si madre. al pasar por el área de discos se le ocurrió que la música de esos lugares debía ser una excelente puerta de entrada a su geografía, y y al entrar, la vio. Era una joven de unos 20 años , con el pelo lleno de rizos, la piel morena y unos increíbles ojos verdes que a Mark le parecía que brillaban a la distancia. Atraído como por un imán se acercó a ella y se quedó pasmado mirándola. Después de unos segundos la joven le pregunto:
-¿Te puedo ayudar?
Y él pensó en decirle: "sí. vamos a tomar un café. salgamos a pasear. Déjame mirarte durante horas. Háblame de ti..." Pero no pudo. Se le hizo un nudo en la garganta y tragando saliva solo dijo:
-Quiero este CD- agarro el primer disco que saltó a sus dedos y entregándoselo a la vendedora sin verlo si quiera.
Ella sonrió tomando el CD y preguntó: -¿Algo más? Mark también perdió esa segunda oportunidad y soló negó con la cabeza. el nudo ya no le permitía hablar. -¿Es para regalar?
-No. Es para mí!
-¿Quieres que te lo envuelva para regalo de todas maneras?
-ssssí- dijo con un hilo de voz, dándose cuenta de que envolverlo llevaría un poco mas de tiempo. A lo mejor en esos minutos...
Mientras ella envolvía la caja del CD. Mark supo que no se iba a animar.
Al salir, su madre le preguntó si había encontrado lo que buscaba y Mark le contestó con un enigmático: "sí. Supongo que sí".
cuando llegaron a la casa le contó a su madre todo el episodio y se maldijo frente ella por no haberse animado a decirle nada. La madre lo tranquilizó diciéndole que podría volver a la tienda la semana siguiente y tener el valor para invitarla o pedirle su teléfono para llamarla. El joven aceptó que su madre, una vez más, tenía razón, podía volver, pero no en una semana sino al otro día.
Esta vez, revolvió algunos estantes haciendo que buscaba algo extraño para darse la oportunidad de mirarla. La vio aún más hermosa que la anterior. Al aproximarse, ella pareció reconocerlo, porque con una sonrisa se le acercó y le dijo: -Hola... ¿Te puedo ayudar? Mark sintió que se ponía rojo y eso lo avergonzó. Tosió, tragó saliva otra vez y finalmente dijo: -este CD. 
Otro regalo ¿para ti? -dijo la joven, mientras Mark descubría un gafete con su nombre... Jennifer, y se alegraba de pensar que lo recordaba. -Sí por favor -contestó embelesado. Otra vez, la ceremonia de contemplar la espalda de la joven mientras manipulaba el papel y el moño del envoltorio. Otra vez, el infinitésimo roce de sus dedos al darle la tarjeta de crédito. otra vez su silencio forzado por la timidez y la vergüenza. Así dos o tres veces cada semana, Mark siguió yendo a la casa de discos, cada vez pensando que se animaría a hablarle, pero terminando con la compra de un CD, que una vez envuelto con coloridos papeles y cada vez más vistosos moños, llegaba a la casa y era guardado sin abrir en el armario del cuarto como símbolo de su falta de valor.
Hasta que un día el joven tomó la decisión. Esta vez hablaría con ella, correría el riesgo, se animaría a vivir su rechazo, después de todo, como decía su madre, no había nada para perder y mucho por ganar. Mark no se había estado sintiendo bien. Unas nuevas líneas de fiebre parecían decir que algún nuevo "bichito" estaba molestando por ahí. El lunes iría a visitar al Dr. House. Como todos los sábados, el centro comercial hervía de gente. Mark paseó sin rumbo esperando que fuera última hora y luego, cuando todos empezaban a irse, entró en la casa e discos y encaró directo hacia donde estaba Jennifer. Ella lo vio venir y sonrío.
-Quisiera... este CD. -dijo una vez más con una caja desconocida en la mano.
-claro dijo Jennifer, y sin preguntar fue hacia el sector de empaque a embalarlo para regalo. Mark se maldijo en silencio. Pero antes de que Jennifer girara a entregarle su CD. él se animó a hacer algo.        Tomó el talonario de facturas que llevaba el nombre de la joven y escribió sin que ella lo notara: "Hola. Mi nombre es Mark. vivo aquí cerca. Me encantaría que tomáramos un café y charláramos. Este es mi número: (156) -513-415- 73-90".
Y después de escribir cerró el talonario y terminó de pagar, saliendo como si nada hubiese pasado. El lunes sonó el teléfono en casa del muchacho. La madre atendió.
-¿Sí? -Hola... soy Jennifer, ¿ Podría hablar con Mark, por favor? Se hizo un largo silencio en la línea, hasta que la madre recuperó el aliento para contestar.
-Lo siento, Jenny... Mark murió ayer.
Posiblemente porque no hubo otra venta ese día, o porque los domingos Jennifer descansaba, el caso es que ella había encontrado la nota de Mark cuando era tarde.
La madre colgó el teléfono llorando y sin "ninguna razón" fue hasta el dormitorio, ahora vació para siempre, de su hijo.
Abrió el armario y miró la pila de discos compactos sin abrir en el primer estante. Por curiosidad o automáticamente abrió el primero de abajo para ver qué contenía. El CD tenia pegada una nota que decía: "Hola soy Jennifer. Soy nueva en la ciudad. No tengo ningún amigo, ¿quisieras tomar algo conmigo...?"
La madre abrió los demás discos.
Cada uno llevaba pegada la nota, que a espaldas de Mark, Jenny había escrito y dejado oculta por el envoltorio. Posiblemente con el mismo miedo al rechazo que su hijo. Seguramente sin animarse a correr el riesgo.
"tienes unos ojos hermosos y una mirada triste, ¿no quieres que nos encontremos para charlar?"
"Me llamo Jennifer y tengo verdadero deseo de conocerte"
"Hola... Soy Jennifer... ¿No quieres ser mi amigo?.....

>>A veces puede ser un poco tarde para tomar la decisión que pensamos durante un buen tiempo <<


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